“Esta es una idea innovadora que soluciona un tremendo problema en nuestra región, como es lograr la aislación térmica en viviendas rurales, con un producto regional y que forma parte de la identidad de nuestro territorio, aportando además a la descontaminación pues las viviendas con aislación, requieren menos leña para calefaccionar el hogar”, indicó Raúl Morales Agoni, director de Corfo Aysén.

Adelina Hernández, con la experiencia que le dan los años, espera apaciblemente junto a su cocina a leña, su huso, sus lanas y sus tejidos, que se concrete un anhelo de años: la construcción de su nueva casa, en la localidad fronteriza. Y es que, en dicho poblado, las bajas temperaturas son extremas y el viento es un compañero de cada jornada. Mientras hila lanas vírgenes, cuenta que su casa, fue construida hace décadas y que, en particular este invierno que acaba de terminar, sufrió demasiado por las heladas. “Es que mi casita no tiene nada que la cubra”.

Gracias al Programa de Habitabilidad Rural del Ministerio de Vivienda, Adelina tendrá una nueva casa, la que se está construyendo en el mismo sitio en el que vive hoy, aunque la obra tiene una particularidad que la hará entrar en la historia. En el inmueble se está ocupando como material aislante térmico y acústico, el mismo que ella usa, para obtener sus ingresos: lana de oveja.

El proceso se inicia con un proyecto de innovación social financiado por Corfo, que postulan los arquitectos María de Los Ángeles Lobos y Andrés Villouta, quienes compran lana a productores locales, luego se selecciona en función de las fibras, se remoja y lava en una lavadora industrial con productos biodegradables. Posteriormente se le da un tiempo de secado natural y luego en una cámara de secado, se le aplica sal de bórax que repele insectos y roedores. Finalmente, se separan las fibras incorporando el aire al interior del material lo que da como resultado un excelente aislante. De esta manera, se incorpora a granel en forma manual o con una máquina inyectadora de material a los tabiques, pisos ventilados y los entretechos de las viviendas. 

Lanarq es el nombre que tiene este proyecto apoyado por Corfo y su director regional, Raúl Morales Agoni, se mostró muy satisfecho con el resultado de esta apuesta. “Lanarq es un proyecto que surge a partir de una idea simple de Andrés y María de los Ángeles, fundadores de la empresa, la que fue apoyada por el Fundación para la Innovación Agraria del Ministerio de Agricultura, y formó parte de la primera promoción del Programa Prototipos de Innovación Social de Corfo. Actualmente, y luego de sortear una serie de exigencias técnicas, este proyecto está en la etapa de Validación de la Innovación Social, siendo esta casa de Balmaceda, junto a otras 10 de Ñirehuao, parte de los hitos de materialización para lograr esta validación, así como el apoyo en la tramitación de subsidios para las familias”, destacó. 

"Ya no voy a pasar frío"

Adelina, en medio de tanta conmoción, miraba entre incrédula y sorprendida cómo su casa tendrá una capa aislante que nunca antes se usó en viviendas sociales. Pero igualmente se mostró “contenta y feliz. Quiero agradecer a todas las personas que hicieron esto posible. Me va a cambiar mucho la vida, porque ya no voy a pasar frío. Acá hay mucho viento, casi todos los días y mi casa la construyeron hace años, pero no tiene nada que la cubra. Ahora mi casa nueva va a tener como un chaleco”, finalizó lanzando una tímida carcajada.

María de Los Ángeles Lobos, que representa a la Entidad de Gestión Rural de este proyecto, comentó algunas de las ventajas comparativas de la lana de oveja por sobre otros materiales conocidos. “La ventaja, principalmente, es que es un material vivo, lo que quiere decir que ningún otro material lo puede igualar respecto de sus cualidades de autorregularse”. Explicó que, en cuanto a la capacidad de aislar, “es similar a la lana de vidrio, pero la diferencia es que la lana de vidrio, cuando se humedece, pierde su capacidad aislante. En cambio, la lana natural de oveja, si recibe humedad es capaz de absorberla y liberarla en forma natural. Se autorregula con la temperatura y con la humedad. Entonces es un material vivo que se expande, se dilata, se contrae, absorbe y libera”.

Este proyecto, además, involucra a varios actores regionales, como campesinos, que son pequeños productores de lana en la región y estudiantes del Liceo Agrícola de la Patagonia, que están capacitados en la esquila, lo que genera un impacto en toda la comunidad.

Fuente: Serviu Aysén - Corfo Aysén